IRIONDO SIMÓN de (1836 -1883)

Nació en la ciudad de Santa Fe en 1836.

Su padre, Urbano de Iriondo, fue diputado al Congreso General de 1824 - aunque se incorporó al mismo en 1826 -y asesor de la Convención Nacional Constituyente de 1853; y más tarde senador y diputado.
Era también nieto del mítico estanciero Francisco Candioti, primer gobernador federal de su provincia.

Estudió en el actual Colegio Nacional de Monserrat, en Córdoba, y se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires en 1858.

Fue nombrado ministro general por el gobernador Pascual Rosas en diciembre de 1860 y varias veces ejerció como gobernador delegado de éste.

Cuando Rosas renunció a causa de la defección de Urquiza en la batalla de Pavón, se convirtió en uno de los líderes de la oposición al gobierno impuesto por el nuevo presidente Bartolomé Mitre.

Fue electo diputado provincial, y en poco tiempo se convirtió en el líder del grupo federal. Como no podía contar con el apoyo de Urquiza, se apoyó en grupos propios de la provincia en su lucha contra el gobernador Patricio Cullen.

En 1865 apoyó al candidato del Partido Federal, Pascual Rosas, que fue vencido gracias al apoyo del gobierno nacional por Nicasio Oroño. Éste hizo una buena gestión, apoyando la inmigración, la defensa contra los indios y la educación pública. Pero la Guerra del Paraguay le atrajo muchas enemistades: reclutaba gente a la fuerza para la guerra, recurría a impuestos cada vez más altos. Y, para empeorar las cosas, hubo una epidemia de cólera, traída desde el frente por los soldados.

El Dr. Simón de Iriondo fue dos veces gobernador de la Provincia de Santa Fe, de 1871 a 1874 y desde 1878 a 1881.

“Era Iriondo, hombre de gran talento y arrogante figura  a quien Alberdi complacía en compararlo con Lord Byron” – exalta Juan Alvarez y destaca que fue el primer abogado a quien discernía el honor del gobierno. Ver Ensayo de Alvarez. .Pág. 362 y nota.

A los 34 años, su figura de caudillo cubría la provincia y se proyectaba en el orden nacional gracias a una red de favores políticos que trataban de socavar la estructura oroñista que veía cerrado el paso hacia un regreso gubernamental.

Oroño desde los estrados del Senado combatía la política adueñada del poder santafesino, pero su acción no pasaba más allá de los recintos del Congreso o de la campaña periodística desplegada por él y su entorno. Santa fe estaba teñida  del rojo de las insignias  del Club del Pueblo.

Juan Alvarez señaló con firmeza: “Prácticamente durante los 12 años corridos desde 1871 hasta 1883, pudo repetirse con verdad: Santa Fe es Iriondo.”

Era un pensador. No sucumbía  a las ideas de los otros, si bien podía seguirlas o acompañarlas, poseía el don del pensar y hacer propios.

Aparte tenía autoridad y fuerza de dominio sobre las personas, logrando una armonía entre los hombres que lideraba y los de la oposición.

Afirma el historiador Miguel Angel De Marco: “Iriondo hacía las cosas calmosamente y las dejaba para última hora”:

En su multifacético quehacer dio gran impulso a la cultura, estimulando el desarrollo de las artes y  fundando bibliotecas populares porque sostenía “que leer es adentrarse en la aventura de la imaginación y la inteligencia descubriendo lo sustancial y distinto que encierran las palabras”.

 Al igual que Sarmiento, fue un gobernante  que creyó en la influencia civilizadora del libro.

Durante su gestión entró en vigencia el 1° de enero de 1873 , el Primer Código general de Procedimientos que tuvo la provincia sustituyendo a las Leyes de Indias hasta entonces vigentes y totalmente inadecuadas después de la sanción de los Códigos Nacionales en lo Comercial ( 1862) Civil ( 1869).

Fue reformada la Constitución provincial de 1863 y promulgada la reforma del 23 de mayo de 1872. Las nuevas normas eran la creación de un Poder Legislativo bicameral (en la provincia) y el cargo de Vice –gobernador  con lo que se suprimían las molestas delegaciones de gobierno.

Simón de Iriondo tuvo el ideal político del municipio, queriendo que en cada núcleo ciudadano hubiera una autoridad competente, y fueron promulgadas leyes dando autonomía a los gobiernos de ciudades.

El más claro testimonio de esa iniciativa sería la Ley municipal del 8 de noviembre de 1872 determinando que las urnas serían las depositarias de la elección de las autoridades municipales.

Una semana antes del sufragio para nuevas  autoridades nacionales fue electo gobernador  Servando Bayo, amigo personal de Iriondo, quien había sido electo senador nacional, pero por poco tiempo porque Nicolás Avellaneda lo designaría  su Ministro  del Interior.

Pero su tierra siempre lo haría volver, ocupando  por segunda vez el sillón de Estanislao López. Una semana más tarde, un domingo de Ramos, en la ciudad de Santa fe estalló una revolución entre los opositores y los adictos al  gobierno.

La lucha fue sangrienta, pues hubo numerosos muertos y heridos, más vuelta la calma asumió el poder Iriondo y reeditó la gestión progresista  de su anterior administración.

A causa de una rápida enfermedad dejó de existir el 30 de noviembre de 1883 en Buenos Aires.

En 1887, sus restos fueron traslados a Santa Fe y depositados en la Iglesia Matriz.

En la inhumación de sus restos, Sarmiento viajó a la capital santafesina pronunciando  un conceptuoso discurso sobre los méritos del extinto.

 

Bibliografía:
Giannello Leoncio: Historia de Santa Fe. Pág.326.
De Marco Miguel Angel: Historia de Santa Fe. “Santa Fe es Iriondo”. Editorial Apis. Rosario, 1992.

Iriondo. Calle. Topografía:
Corre de N. a S. desde 100 hasta 4000; 4600 – 4899, 5100 – 1699 a la altura de Eva Perón 330, Bv. Seguí 3300; Fragata Sarmiento 3300; Lamadrid 3300.
Se le impuso ese nombre por O. del 2/ 5/ 889 y  ratificado por O. 3 de  1905 . Recuerda al gobernador de la provincia de Santa Fe, de nombre homónimo que desarrolló una labor gubernativa de profundos cambios.